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Parece que he entrado en un bucle Coetzee: todo parece estar relacionado con este proyecto. Salomé decía que estábamos siendo testigos de una «segunda transición» (que nos viene doblada) y C. en Diario de un mal año sugiere lo siguiente: «En los tiempos de los reyes, se le decía al súbdito: Eras súbdito del rey A, ahora el rey A ha muerto y he aquí que eres súbdito del rey B. Llegó la democracia y, por primera vez, se le dio al súbdito una alternativa: ¿Quieres (colectivamente) que te gobierne el ciudadano A o el ciudadano B?

Al súbdito se le presenta siempre el hecho consumado: en el primer caso el hecho de su condición de súbdito; en el segundo, el hecho de la alternativa. La forma de la alternativa no se puede discutir. La papeleta de votación no dice: ¿Quieres A, a B, o a  ninguno de los dos? Ciertamente nunca dice: ¿Quieres a A, a B, o a nadie en absoluto? El ciudadano que expresa su insatisfacción con la forma de la alternativa ofrecida por los únicos medios de que dispone, absteniéndose o bien invalidando su papeleta de votación, sencillamente no cuenta, es decir, no se le tiene en cuenta, se le ignora.»