Algunas recomendaciones fueron quedando apuntadas, no olvidadas y llegan meses después. Es el caso de Frente a los cerrojos seguido de Puntos de referencia, del que Beatriz me pasó la introducción de la traductora, cuando estábamos dándole vueltas a la traducción de La Odisea. Ahora es el propio Michaux. «Tras doscientas horas de interrogatorio ininterrumpido, Bossuet habría confesado que no creía en Dios. Cuándo declaraba por milésima vez, habría que exigir «¡Más! ¡Más» y hacerle que volviera a contar todo desde el principio, sin parar, siempre. Se le habría visto hundirse, confesando, alcanzada esa capa del ser donde ya no vive ninguna certidumbre. Ese obispo seguro de sí mismo, tuvo la suerte de vivir en una época en la que no sabían interrogar a fondo. Como advenedizo se aprovechó de eso, regodeándose. Sin embargo, como nos ocurre a nosotros, él necesitaba mucho descanso para tener ideas. Si no las ideas pasaban como suelen hacer. Verdaderos pensamientos ¿qué es eso? Ya es mucho si se encuentran. Pero ya pueden ustedes leerlo y releerlo: no sospechaba nada.» Descanso, remolonear las ideas, además de entrenarlas con viento y chubascos otoñales, empiezo a acumular un lapsus tras otro, la mente está distraída, confusa, preparada para el trasbordo.
Día: 18 septiembre, 2014
