La música en vivo hace su entrada en la Travesía con un concierto de los Veranos de la Villa, Calamaro en el Price, que también tiene algo de viaje en el tiempo, a la adolescencia, fin del instituto. Mi primo Pablo había venido por primera vez a España desde Argentina y paseando por la calle Barquillo se cruza con Andrés, todavía un desconocido aquí, pero ya un «abuelo de la nada» en tierras argentinas. Así comienza un encuentro que termina en una visita al local del barrio de Tetuán en que ensayaba con su grupo de aquél momento llamado «Los locos» y empezamos a seguirlos en los conciertos en pequeños locales que daban por Malasaña. Reinventó su personaje en Madrid y después lo que todos sabemos: Los Rodríguez, Calamaro en solitario… ¿Qué supuso este encuentro para cada uno de los cuerpos? El de ayer era una versión snob de Maradona, que ante un público entregado (a su ídolo y a los autorretratos) no pareaban de corear: Yo soy un loco, que se dio cuenta que el tiempo es muy poco…
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