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Beatriz me recomienda esta edición de pequeños libros editados por Anagrama con «las historias más bellas de…» plantas, mundos, hombres, amor… son entrevistas a varios autores sobre un tema. En este caso comienzo con la felicidad, la gran zanahoria que parecemos perseguir, aunque sus letras mayúsculas produzcan respeto. Resulta interesante el viaje histórico por la construcción filosófica y social de este concepto, concretamente André Comte-Sponville nos recuerda que tanto el epicureísmo como el estoicismo tienen como objetivo limitar nuestros deseos y aprender a querer sólo lo que depende de nosotros. Vincular virtud y felicidad, bien por medio de la prudencia, bien a través de la ataraxia o ausencia de conflicto. La clave está en liberarse de la esperanza para aprender a querer. Complicado de asir para alguien como yo, que tiene en alta estima esa esperanza, la posibilidad de modificar el tablero, de cambiar las fichas y ahí podemos encontrar un camino hacia una felicidad que se constituye consciente de la ausencia de desdicha, con capacidad de goce en la presencia y un deseo que no es carencia.