La distancia, aunque sea la misma, nunca se percibe igual. Después de una noche sin dormir los kilómetros parece que se multiplican. Las bibliotecas municipales también tienen dvds, algunas colecciones un tanto aleatorias en las que encontramos películas de las que no tuvimos idea (pese a haber ganado el León de Oro de Venecia). Una de ellas es Naturaleza Muerta, dirigida por Jia Zhangke en el año 2006. Además de mi atracción por este país se sumaba en este caso su relación con Wuhan (la ciudad en la que viví hace ya cuatro años). Fengjie es un pueblo de las orillas del río Yangtsé, afectado por la construcción de la Presa de las Tres Gargantas. La película cuenta la historia de un minero que viaja buscando a su ex mujer y a su hija, a las que no ha visto en 16 años. Las imágenes de esta ciudad, cubierta de agua, en la que todavía no ha comenzado la construcción, nos muestra los paralelismos entre las historias humanas y la obra pública que deja enterrada en el agua ciudades con cientos de años de antigüedad y más de un millón de personas desplazadas por un proyecto de reasentamiento que me pregunto cómo dialoga con las macrocifras: miles de toneladas de hormigón para hacer una presa de 3035 metros de ancho y 185 metros de alto, un canal de desagüe, una central eléctrica con 26 generadores, cinco esclusas de navegación permanente… es decir, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo. Sanming se reencuentra con su mujer y vuelven a empezar la relación; la enfermera Shen Hong se abraza y despide definitivamente de su marido, delante de las Tres Gargantas y entonces empiezan a bailar.
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